Noma, la enfermedad ‘olvidada’ que empieza con una gingivitis

Hace apenas un año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó oficialmente al noma en su lista de enfermedades tropicales desantendidas (ETD), arrojando luz sobre un padecimiento que mutila los rostros de miles de niños cada año y que ha permanecido en la sombra de la salud pública.

 La enfermedad afecta principalmente a niños entre dos a seis años.  

Hace apenas un año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó oficialmente al noma en su lista de enfermedades tropicales desantendidas (ETD), arrojando luz sobre un padecimiento que mutila los rostros de miles de niños cada año y que ha permanecido en la sombra de la salud pública.

Conocido también como cancrum oris, el noma es una infección bacteriana agresiva que comienza con una inflamación de las encías y, si no se trata, destruye rápidamente el tejido facial, dejando a los sobrevivientes con secuelas devastadoras.

La enfermedad afecta principalmente a niños entre dos a seis años en regiones de África subsahariana, Asia y América Latina, donde la pobreza extrema, la desnutrición y la falta de acceso a atención médica crean el ambiente propicio para su propagación.

De acuerdo con estimaciones de la OMS, cada año hasta 14.000 niños desarrollan la enfermedad, aunque la cifra real podría ser mayor, ya que muchos casos no se documentan.

La progresión implacable del noma

El noma comienza de manera silenciosa con una gingivitis común. Sin embargo, en entornos de malnutrición y escasa higiene, la infección avanza rápidamente, provocando necrosis en las mejillas, labios y mandíbula en cuestión de días. Sin un tratamiento oportuno, la tasa de mortalidad alcanza hasta el 90%. Aquellos que logran sobrevivir enfrentan graves dificultades para comer, hablar y respirar, además de un estigma social que los condena al aislamiento.

La combinación de pobreza, sistemas inmunológicos debilitados y una higiene bucodental deficiente parece ser la clave de esta enfermedad. Enfermedades como el sarampión o la malaria, frecuentes en las regiones donde el noma es endémico, aumenta la vulnerabilidad de los niños. Aunque se han identificado factores de riesgo, aún no se comprende completamente por qué algunos menores con gingivitis desarrollan noma.

El reto de la detección

Uno de los mayores obstáculos en la lucha contra el noma es la falta de detección temprana. En comunidades rurales, los primeros síntomas suelen pasarse por alto, lo que retrasa el acceso a los antibióticos que podrían frenar la progresión de la enfermedad. En muchos casos, cuando el niño llega a un hospital, el daño ya es irreversible.

El tratamiento en las primeras etapas consiste en antibióticos como amoxicilina y metronidazol, combinados con enjuagues bucales desinfectantes y apoyo nutricional. Para quienes han sobrevivido con secuelas graves, la cirugía reconstructiva es la única opción para recuperar parcialmente la función facial. Sin embargo, el acceso a estas intervenciones es extremadamente limitado. En países como Mozambique, hay menos de 20 cirujanos especializados para una población de más de 32 millones de personas.

Más allá de la salud: un problema de derechos humanos

El noma no solo es una enfermedad, es un reflejo de la desigualdad. “El noma es un marcador de pobreza”, declaró el director general de la OMS, Tedros Ghebreyesus, destacando que la erradicación de la enfermedad solo será posible si se abordan sus causas estructurales, como la inseguridad alimentaria, la falta de acceso a agua potable y los sistemas de salud deficientes.

El estigma también agrava la situación. En muchas comunidades, el noma se asocia con maldiciones, lo que lleva a que los niños afectados sean rechazados e incluso abandonados por sus propias familias. Algunos supervivientes han denunciado acoso debido a su aspecto.

Su reciente reconocimiento como enfermedad tropical desatendida es un paso crucial, pero aún queda un largo camino por recorrer. En Nigeria, se han abierto hospitales especializados, como el Centro de Noma en Abuya, que ofrece atención quirúrgica a pacientes de toda la región.

A nivel global, iniciativas como The Noma Project y Noma Echoes buscan generar datos actualizados sobre la incidencia de la enfermedad y desarrollar estrategias de detección más eficaces. Sin embargo, la financiación sigue siendo un desafío, ya que el noma ha recibido poca atención en comparación con otras enfermedades tropicales.

Erradicar el noma requerirá un enfoque integral que combine prevención, detección temprana y tratamiento accesible. La OMS ha instado a los países afectados a incluir el noma en sus programas nacionales de salud y a capacitar a trabajadores sanitarios para reconocer los primeros signos de la enfermdad. (I)

 El Universo

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