Desde su creación la mantequilla de maní se ha convertido en una deliciosa y versátil opción en las mesas de todo el mundo. Sin embargo, su duración puede cambiar según varios factores, como el tipo de producto y su almacenamiento.
La mantequilla de maní es una deliciosa opción presente en las cocinas de todo el mundo, pero que requiere estar vigilando su estado de conservación.
Desde su creación la mantequilla de maní se ha convertido en una deliciosa y versátil opción en las mesas de todo el mundo. Sin embargo, su duración puede cambiar según varios factores, como el tipo de producto y su almacenamiento.
En la actualidad existen dos tipos de mantequilla de maní: las procesadas, que incluyen azúcar, sal y otros elementos para alargar su vida útil; y las naturales, elaboradas con solo maní y sal y que requieren una conservación más cuidadosa.
De acuerdo con Southern Living, una vez que la mantequilla procesada es abierta puede durar de tres a seis meses a temperatura ambiente, y hasta nueve meses si se guarda en un refrigerador.
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Las mantequillas naturales, por su parte, tienen un tiempo de duración más corto: solo tres semanas sin refrigerar y un máximo de dos meses si se enfrían.
En ambos casos es importante vigilar las condiciones del alimento y verificar si no presenta deterioro, como moho o cambios de olor, sabor o textura. La separación del aceite en la versión natural es común, pero en procesadas puede ser una señal de alerta.
Para alargar su durabilidad se recomienda cerrar bien el envase del producto y evitar consumirla con más de una cuchara, así como mantenerlas alejadas de fuentes de calor o humedad. Si es natural, lo mejor es revolverla antes de guardarla y colocarla al revés para evitar la separación de aceite.
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(E)
El Universo