En un pueblo de la república rusa de Baskortostán, también conocida como Bashkiria, una perrita esperó durante cuatro días la aparición de su dueño que se había caído en un río congelado.
Los familiares intentaron llevarse a la mascota a su casa, pero regresaba una y otra vez al lugar del accidente.
En un pueblo de la república rusa de Baskortostán, también conocida como Bashkiria, una perrita esperó durante cuatro días la aparición de su dueño que se había caído en un río congelado.
Los rescatistas llevaban buscando al hombre de 59 años, residente de la localidad de Karaidel, desde el 24 de noviembre. Al momento del accidente, él intentaba cruzar con su bicicleta el río Ufá a través de una fina capa de hielo de dos centímetros de grosor, informó el Ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia.
En este trágico escenario la figura de una perra solitaria emerge entre la nieve, como un fantasma de fidelidad. Belka, una perra mestiza de pelaje oscuro. Ella era la mascota del hombre de 59 años. Con cada amanecer, la perra regresa al lugar donde el hombre desapareció.
A pesar de los esfuerzos de los rescatistas por apartarla, ella caminaba de nuevo hacia el hielo con la esperanza de que, tal vez, su dueño esté cerca, a punto de regresar. Kiril Pervov, presidente interino de Emergencias en Bashkiria, compartió con el mundo el testimonio desgarrador en Telegram. Las imágenes, tomadas con la fría luz del día, muestran a la perra erguida sobre el hielo, mirando hacia el horizonte, como si el retorno de su compañero fuera aún posible.
“La perra sigue esperando a su dueño”, explica Pervov en uno de los mensajes. “A pesar de los intentos de sus familiares por llevarla a casa, no pierde la esperanza. Regresa al hielo una y otra vez”.
Al día siguiente de la desaparición del hombre, los buzos hallaron la bicicleta a una profundidad de 7 metros, mientras que tres días después finalmente fue encontrado y sacado del agua el cuerpo del hombre.
En medio de la tragedia, Belka se ha convertido en un símbolo de lealtad inquebrantable. “El nombre de Belka, que significa ‘Ardillita’, fue dado en honor a un perro que viajó al espacio, pero hoy, su nombre evoca otra forma de valentía, mucho más terrenal”, explicó Pervov, visiblemente afectado por la imagen de la perra sobre el hielo. (I)
El Universo