Este miércoles, 30 de octubre, se inicia el Festival de Cine Friki, una vitrina y a la vez competencia para cortos y largometrajes de trece países en los géneros considerados ‘menores’ del cine, entre ellos el terror, la fantasía y la ciencia ficción. La cartelera se mantendrá hasta el domingo 3 de noviembre.
Trece países han acudido a la convocatoria cinematográfica ecuatoriana, que celebra su tercera edición.
Este miércoles, 30 de octubre, se inicia el Festival de Cine Friki,una vitrina y a la vez competencia para cortos y largometrajes de trece países en los géneros considerados ‘menores’ del cine, entre ellos el terror, la fantasía y la ciencia ficción. La cartelera se mantendrá hasta el domingo 3 de noviembre.
Galo Semblantes, organizador (y friki, palabra derivada de freak: ‘fenómeno’, ‘extravagante’ y, también, ‘fanático’), dice que en realidad el festival ya empezó con una actividad, el laboratorio de desarrollo de proyectos. Los once seleccionados están trabajando con el director de cine colombiano Christian Mejía Carrascal, encargado de proporcionales una asesoría de tratamiento de la mitología.
“El cine de género tiene que estar construido siempre sobre una mitología sólida”, opina Semblantes. “Estarán construyendo durante toda esta semana el argumento de sus proyectos, y al final se les otorgará un premio para que estos puedan realizarse para el próximo año”.
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Es la tercera edición de Cine Friki, que se caracteriza por las proyecciones, las clases magistrales y los talleres (el del año pasado fue de escritura de guiones). A la cartelera oficial se han sumado filmes mexicanos, argentinos, colombianos, chilenos, brasileños, españoles, iraníes, franceses, ingleses y, destaca Semblantes, una producción de Estonia (“una comedia musical gore, con galones de sangre”).
“Lo friki está dividido en ciencia ficción, fantasía y terror, largos y cortometrajes. La categoría de largometraje de sci-fi este año no se abrió, pero tenemos mejores cortos en todos los géneros y un premio del público”. Allí habrá cintas breves de vampiros, futuros distópicos de corte ambiental y leyendas locales adaptadas al formato cinematográfico, como ocurre con Chuzalongo (de Diego Ortuño), uno de los tres títulos en competencia. Los otros son AI impenetrable (Sonia Bertotti, Argentina) y Chainsaws were singing (Sander Maran, Estonia).
¿Qué define al cine friki? “Los frikis son gente que busca hacer cine porque tienen mucha creatividad y la realidad se les queda corta. Entonces, hacen una metáfora o una hipérbole del mundo real; pueden estar contando cosas que pasan en el día a día, pero desde lo fantástico”. Tal vez lo más interesante a los ojos de Semblantes es que este año el 40 % de las producciones de corta duración son ecuatorianas. “Eso no nos había pasado desde el primer año, y que la película de apertura sea nuestra. Es increíble abrir con una historia ecuatoriana”.
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Cine Friki hace una apología de los mal llamados ‘géneros inferiores’, sumados a la comedia. “La mayoría de festivales te habla del cine de autor y del drama, y el resto queda relegado como un cine más comercial; eso hace que a veces se le llame ‘inferior’. Y mi idea personal y la de mi socio es que, si queremos desarrollar la industria en el Ecuador, el camino es no quedarnos en un solo género, el del cine ecuatoriano, sino ramificarnos hacia el terror, hacia la ciencia ficción, hacia la fantasía, que tienen una lógica diferente.Nos interesa crear un espacio donde la gente haga conexiones y alianzas; no solo ir a ver las películas, sino tener un espacio de unión y de apoyo a la gente a la que le gusta hacer este tipo de cine”.
Para Semblantes, Chuzalongo tiene el valor de ser el caso más evidente de una adaptación al cine de una leyenda ecuatoriana. “Ojalá haya muchas más. A veces uno escucha la leyenda en su forma oral, pero eso no se traduce bien a un formato de guion de cine. Ayudar a estructurar la manera en que se cuente esa leyenda, en un lenguaje de cine, es lo correcto”.
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El problema, considera, es que los fondos para hacer cine tienen en mente un cierto perfil de lo que la producción latinoamericana debe ser. “Esperan que sea social, que sea drama, que tope temas del país. Y el cine de género puede hacer eso, pero pareciera que hay un filtro. A mí me pasó. Tenía un proyecto de ciencia ficción que pasé hace diez años y me tocó una cineasta muy reconocida de jurado, y cuando le dije lo que quería hacer, me cerró la carpeta y me dijo: ‘No, esto no puede ser’”.
En su defensa, explica que el cine de género puede ser aun con pocos recursos. Es lo que ha ocurrido con numerosas producciones de categoría B (por bajo presupuesto) que se convirtieron luego en películas de culto.“No es necesariamente un problema, a veces es lo que empuja a los cineastas a buscar modos creativos de resolver las cosas”. Su próximo proyecto ya tiene carácter: terror cósmico.
Explica que son un festival joven, abriéndose paso, y que aún no sale de Quito, aunque sí han recibido propuestas de extenderse a Guayaquil. Necesitan consolidarse y obtener los recursos para que el salto sea exitoso. Eso sí, invita al público al estreno comercial de Chuzalongo (31 de octubre). También pide no perderse el cierre del festival, en el que se proyectará un clásico, El gabinete del doctor Caligari (Robert Wiene, 1922), acompañado en vivo por la Escuela de Música de la Universidad de las Américas.
¿Quiénes desfilan por las salas del Cine Friki? ¿Los jóvenes? “Hace un año no te hubiera podido responder lo mismo, pero un montón de cineastas ecuatorianos se van enterando y vienen y te confiesan su gusto culposo: ‘Siempre me ha gustado el cine de género, pero nunca he intentado hacerlo’. Así que este año tenemos gente mayor del mundo del cine, que vienen a ver y a participar”. (F)
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