Desde Quinindé al corazón de Europa: Willian Pacho, orgullo ecuatoriano que sueña con la gloria en la Champions

El defensa central del PSG, nacido en una calle de tierra en la costa ecuatoriana, está a un paso de hacer historia en la final de la Liga de Campeones 2025.

Por las polvorientas calles de Quinindé, un poblado cálido y golpeado por la violencia en la provincia de Esmeraldas, se forjó con humildad y constancia la figura que hoy se levanta como uno de los defensas más prometedores de Europa. Willian Pacho, de 23 años, está a punto de convertirse en el primer ecuatoriano en conquistar la Champions League con el prestigioso París Saint-Germain (PSG).

Este sábado, el mundo lo verá enfrentarse al Inter de Milán en la final del torneo más importante de clubes del planeta, pero en su tierra natal, el momento será mucho más íntimo: un acto de orgullo colectivo. “Se va a paralizar el país, se va a paralizar Quinindé”, afirma con entusiasmo Tomás Arboleda, exfutbolista y vecino del barrio.

El fútbol como salvación
La historia de Pacho no comenzó en estadios lujosos ni academias privadas, sino en el barrio Luz de América, donde las casas de latón y los caminos de tierra eran el telón de fondo de los sueños más grandes. Allí pateó su primer balón, entre niños que hoy también sueñan con escapar de la pobreza, la inseguridad y la falta de oportunidades.

“Era un pelado bien formadito desde pequeño, no fue malo ni grosero con nadie. Jugaba todas las tardes con otros muchachos del barrio”, recuerda Aníbal Castillo, un comerciante de 68 años que lo vio crecer.

En la cancha del club Huracán, donde dio sus primeros pasos como jugador aficionado, el césped sigue sin cuidarse y los arcos no tienen redes. Pero eso no impide que cada día decenas de niños entrenen ahí, inspirados por quien hoy es su ídolo.

“Su éxito es una alegría, porque hay más posibilidades de que nos vean afuera”, dice Michael Moreno, de 15 años, mientras observa el lugar donde también sueña con comenzar su carrera.

Un ejemplo en medio del caos
En un país donde, según cifras oficiales, ocurre un homicidio cada hora y donde el crimen organizado recluta a menores como sicarios o mulas del narcotráfico, la figura de Willian Pacho es un rayo de esperanza. Esmeraldas, su provincia, se ha convertido en un punto crítico del conflicto por su cercanía con los puertos que facilitan el tráfico de cocaína.

“Tenemos en Pacho un ejemplo de jerarquía. Nadie ha llegado donde está él”, subraya Arboleda.

El camino de Pacho fue todo menos fácil. Luego de brillar en Independiente del Valle, club donde debutó el mismo día que falleció su madre —motivo por el que hoy lleva el número 51 en su dorsal—, emigró a Europa. Pasó por el Royal Antwerp de Bélgica, luego al Eintracht Frankfurt de Alemania, y en 2024 dio el salto al PSG por 45 millones de euros.

Su técnico, el español Luis Enrique, lo ha calificado como un jugador “top mundial”.

“Ahora hay que tratarlo como un señor”
En Quinindé, Pacho sigue siendo “el chico humilde y tranquilo” que vieron crecer. “Ahora hay que tratarlo como otro señor más”, dice con humor Jaime Castillo, un albañil del barrio.

El fútbol ecuatoriano ha producido otras estrellas desde Esmeraldas —como Enner Valencia, Piero Hincapié o Pervis Estupiñán—, pero la historia de Pacho se siente distinta. Quizá por la dureza del contexto actual. Quizá porque su imagen es un símbolo de lo que aún puede salvarse.

Mientras el estadio de Múnich se llena de luces y cámaras, en Quinindé todo se detendrá. En patios, calles y salas familiares, se encenderán los televisores con una sola ilusión: ver a uno de los suyos tocar la gloria.

 

 

 

LA NACIÓN

FOTO INTERNET

 El defensa central del PSG, nacido en una calle de tierra en la costa ecuatoriana, está a un paso de hacer historia en la final de la Liga de Campeones 2025. Por las polvorientas calles de Quinindé, un poblado cálido y golpeado por la violencia en la provincia de Esmeraldas, se forjó con humildad y  

El defensa central del PSG, nacido en una calle de tierra en la costa ecuatoriana, está a un paso de hacer historia en la final de la Liga de Campeones 2025.

Por las polvorientas calles de Quinindé, un poblado cálido y golpeado por la violencia en la provincia de Esmeraldas, se forjó con humildad y constancia la figura que hoy se levanta como uno de los defensas más prometedores de Europa. Willian Pacho, de 23 años, está a punto de convertirse en el primer ecuatoriano en conquistar la Champions League con el prestigioso París Saint-Germain (PSG).

Este sábado, el mundo lo verá enfrentarse al Inter de Milán en la final del torneo más importante de clubes del planeta, pero en su tierra natal, el momento será mucho más íntimo: un acto de orgullo colectivo. “Se va a paralizar el país, se va a paralizar Quinindé”, afirma con entusiasmo Tomás Arboleda, exfutbolista y vecino del barrio.

El fútbol como salvación
La historia de Pacho no comenzó en estadios lujosos ni academias privadas, sino en el barrio Luz de América, donde las casas de latón y los caminos de tierra eran el telón de fondo de los sueños más grandes. Allí pateó su primer balón, entre niños que hoy también sueñan con escapar de la pobreza, la inseguridad y la falta de oportunidades.

“Era un pelado bien formadito desde pequeño, no fue malo ni grosero con nadie. Jugaba todas las tardes con otros muchachos del barrio”, recuerda Aníbal Castillo, un comerciante de 68 años que lo vio crecer.

En la cancha del club Huracán, donde dio sus primeros pasos como jugador aficionado, el césped sigue sin cuidarse y los arcos no tienen redes. Pero eso no impide que cada día decenas de niños entrenen ahí, inspirados por quien hoy es su ídolo.

“Su éxito es una alegría, porque hay más posibilidades de que nos vean afuera”, dice Michael Moreno, de 15 años, mientras observa el lugar donde también sueña con comenzar su carrera.

Un ejemplo en medio del caos
En un país donde, según cifras oficiales, ocurre un homicidio cada hora y donde el crimen organizado recluta a menores como sicarios o mulas del narcotráfico, la figura de Willian Pacho es un rayo de esperanza. Esmeraldas, su provincia, se ha convertido en un punto crítico del conflicto por su cercanía con los puertos que facilitan el tráfico de cocaína.

“Tenemos en Pacho un ejemplo de jerarquía. Nadie ha llegado donde está él”, subraya Arboleda.

El camino de Pacho fue todo menos fácil. Luego de brillar en Independiente del Valle, club donde debutó el mismo día que falleció su madre —motivo por el que hoy lleva el número 51 en su dorsal—, emigró a Europa. Pasó por el Royal Antwerp de Bélgica, luego al Eintracht Frankfurt de Alemania, y en 2024 dio el salto al PSG por 45 millones de euros.

Su técnico, el español Luis Enrique, lo ha calificado como un jugador “top mundial”.

“Ahora hay que tratarlo como un señor”
En Quinindé, Pacho sigue siendo “el chico humilde y tranquilo” que vieron crecer. “Ahora hay que tratarlo como otro señor más”, dice con humor Jaime Castillo, un albañil del barrio.

El fútbol ecuatoriano ha producido otras estrellas desde Esmeraldas —como Enner Valencia, Piero Hincapié o Pervis Estupiñán—, pero la historia de Pacho se siente distinta. Quizá por la dureza del contexto actual. Quizá porque su imagen es un símbolo de lo que aún puede salvarse.

Mientras el estadio de Múnich se llena de luces y cámaras, en Quinindé todo se detendrá. En patios, calles y salas familiares, se encenderán los televisores con una sola ilusión: ver a uno de los suyos tocar la gloria.

 

 

 

LA NACIÓN

FOTO INTERNET

 Deportes – La Nación

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