Un estudio elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en colaboración con la organización Ayuda en Acción, revela que en los próximos seis años se proyecta una importante migración laboral juvenil en la región, donde cada vez más se apartarían de trabajos en la agricultura y manufactura para involucrarse en el segmento de servicios. Uno de los sectores más afectados sería el agrícola, donde se estima que al año 2030 más de 1,2 millones de jóvenes dejarían esta actividad.
Estudio de la Cepal y de Ayuda en Acción identifica que el 60 % de jóvenes ocupados al año 2030 migrará a otros mercados laborales.
Un estudio elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en colaboración con la organización Ayuda en Acción, revela que en los próximos seis años se proyecta una importante migración laboral juvenil en la región, donde cada vez más se apartarían de trabajos en la agricultura y manufactura para involucrarse en el segmento de servicios. Uno de los sectores más afectados sería el agrícola, donde se estima que al año 2030 más de 1,2 millones de jóvenes dejarían esta actividad.
El informe prospectivo recopila información de 16 países de Latinoamérica, incluyendo Ecuador, y hace proyecciones de escenarios con base en datos entre los años 2001 y 2022 referentes a jóvenes de entre 18 a 29 años.
Según esto, otro sector que perdería mano de obra joven sería el manufacturero, donde se calcula que cerca de 640.000 jóvenes se apartarían de esta rama. En cambio, el reporte pronostica que el sector de servicios crecería, ya que más de 1,8 millones de jóvenes se vincularían a esta actividad. No obstante, el informe advierte que en la región el sector de servicios “se caracteriza por bajos niveles de productividad laboral”.
Con ese contexto, se identifica que un 60 % de los jóvenes ocupados al año 2030 migrará a otros mercados laborales y se concentrará en los sectores de servicios públicos y empresas (34 %) y en comercio (30 %); en tanto que solo el 8,2 % se dedicaría a la agricultura y el 7,4 % a la construcción. En Ecuador el panorama es similar; se pronostica que la juventud se concentrará en empleos de servicios y empresas, principalmente de los sectores tecnológicos y de ventas y comercio.
El reporte anticipa que las cifras podrían aumentar por la intensificación de la migración interna a causa del cambio climático y la reconfiguración de la migración intrarregional.
Ana María Procel, directora de base social en Ayuda en Acción, comentó que hay que considerar que en el área de servicios se encuentran, principalmente, hoteles, restaurantes, entre otros, “que son muchos servicios que no son formales muchas veces”. Explicó que en algunos casos son empleos temporales “o sin ningún tipo de garantías o prestaciones, lo que hace que los jóvenes estén muy expuestos a la precariedad laboral”.
Añadió que la reducción de jóvenes que trabajen en el campo tendría efectos socioeconómicos adversos. “En la medida que haya menos agricultura, los grandes (industriales) tienen mayor tenencia de tierra, hay mayor cantidad de industrialización de la agricultura y, por lo tanto, se tienen menor cantidad de alimentos y más caros”, observó y acotó que con el abandono de los jóvenes es la gente adulta quien se queda.
Uno de los principales factores que incidiría en que los jóvenes se desmotiven por trabajar en la agricultura serían los bajos niveles de rentabilidad, situación que debe encontrar soluciones a través de políticas públicas, apuntó Procel.
La migración interna de jóvenes desde una zona agrícola rural establecería una “brecha”, detalló Procel, porque “muy posiblemente no van a acceder” a otro tipo de empleos debido a diferencias académicas. “Con suerte habrán terminado el colegio y, muy posiblemente, no tienen ningún tipo de preparación y es difícil que accedan a un grado universitario cuando están en economía de subsistencia”, analizó.
Al respecto, señaló que Ayuda en Acción trabaja en proyectos de desarrollo rural. Su objetivo es generar oportunidades para salir de la pobreza, enfocándose en la niñez, la juventud y el acceso a empleos a través de empleabilidad y emprendimientos. Los proyectos emblemáticos incluyen el trabajo con las cadenas de valor del cacao y el café, donde han reactivado el interés de los jóvenes en la agricultura, además de empoderar a más de 400 mujeres a través de emprendimientos, muchas de las cuales son sobrevivientes de violencia intrafamiliar.
Amenazas al empleo
La Cepal concluye que hay una “triple trampa” de bajo crecimiento, alta desigualdad y baja capacidad institucional y de gobernanza, que amenaza el desarrollo económico de la región y, por ende, el empleo.
En cuanto al bajo crecimiento se destaca que la productividad laboral de América Latina “se ha estancado y se proyecta una trayectoria negativa de crecimiento económico”, lo que reduce las oportunidades para crear empleos formales y de calidad.
La baja capacidad institucional comprende las dificultades estructurales de gobernanza y debilitamiento del Estado, que perjudican a la implementación de políticas públicas. Y la alta desigualdad se debe a que América Latina es la región más desigual del mundo, lo que abarca inequidades en acceso a educación de calidad y oportunidades de trabajo decente.
Entre las recomendaciones del informe para mejorar el escenario futuro está incluir a los jóvenes en el diseño de las políticas públicas, fomentar economías más productivas y medioambientalmente sostenibles, crear empleos de calidad y garantizar el acceso a educación de calidad. (I)
El Universo