El doctor Chárbel Saab Chedraui tenía cinco años ejerciendo la odontología cuando decidió dejar Guayaquil para especializarse en periodoncia. “No había periodoncistas, fui el primero en Guayaquil; solo en Quito ejercía uno”, dice este profesional, que en octubre recibió el Life Achievement Award 2024 durante el Congreso Internacional de Especialidades Odontológicas de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES).
El profesional recibió el Life Achievement Award 2024 durante el Congreso Internacional de Especialidades Odontológicas.
El doctor Chárbel Saab Chedraui tenía cinco años ejerciendo la odontología cuando decidió dejar Guayaquil para especializarse en periodoncia. “No había periodoncistas, fui el primero en Guayaquil; solo en Quito ejercía uno”, dice este profesional, que en octubre recibió el Life Achievement Award 2024 durante el Congreso Internacional de Especialidades Odontológicas de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES).
Desde entonces, el avance de la odontología en general ha sido vertiginoso, opina. “Cuando estaba en el posgrado se hablaban de los implantes, pero nadie los hacía, todavía no era una materia que se introducía para ejercicio general. Así que en 1981 me fui a Los Ángeles a hacer un curso de implantes. Las técnicas quirúrgicas que aprendí se han desarrollado muchísimo, los tratamientos son avanzados”, relata y le atribuye mucho mérito a la llegada del internet.
“Recuerdo que haciendo una revisión bibliográfica demorábamos hasta seis semanas revisando revistas. Ahora en internet ponemos la palabra clave y en media hora tenemos toda la información traducida al español”. En su opinión, en Ecuador hay un desarrollo avanzado de la odontología, apenas hace falta algo de la tecnología más sofisticada, “y que más jóvenes salgan del país a especializarse en una materia que no hay acá: la prótesis maxilofacial”.
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Después de 50 años de ejercicio profesional, el doctor Saab mantiene su consulta privada. “Pienso que es por la ascendencia libanesa, somos muy trabajadores. El día en que me retire será porque en vez de hacerle el bien al paciente, le estoy causando un daño. Eso lo dirá Dios, seguiré trabajando mientras me dé facultades”, dice el doctor Saab, que enseñó en el posgrado de la Universidad de Guayaquil y hace dos años aceptó tomar la cátedra en la UEES.
“Me preguntan: ‘¿Pero a tu edad, después de tantos años, ser docente?’. Y por qué no, si los que tenemos más experiencia tenemos que ayudar a los chicos que están comenzando. La experiencia no se estudia en los libros, se gana mirando y recibiendo información de un experto y practicando”.
Recuerda con respeto a sus profesores de la Universidad de Guayaquil, en la que obtuvo su título de odontólogo en 1974 (Premio Contenta). “En esa época había exámenes de ingreso (una de las últimas promociones en hacerlo, porque en el año 1970 el doctor Velasco Ibarra cerró la universidad y la reabrió sin ese requisito). Tendría que mencionar a los doctores Raúl Lebed, Rómulo Castro, Augusto Guerrero Carrión, Enrique Guerrero Varillas. Fuimos la única promoción de odontología que recibió cardiología y anestesiología en la universidad. Y en la Universidad Javeriana (1979) recuerdo a mi director de posgrado, al que le guardo un aprecio y estima, el doctor Rodrigo Abello, un verdadero maestro de la periodoncia”.
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El doctor Saab fue presidente fundador de la Academia Ecuatoriana de Periodoncia (1982), que comenzó en Guayaquil y se volvió nacional. Uno de sus hijos es prostodoncista, y otro, especialista en finanzas, es su mano derecha en lo administrativo.
Ha sido presidente de la Asociación de Rehabilitación Oral del Guayas y asesor científico del Colegio de Odontólogos de esta provincia. Ha sido miembro de la Academia Americana de Periodoncia desde 1980. Recibió distinciones al estímulo científico en dos ocasiones. “El honor que recibí el 2 de octubre de este año no lo esperaba”.
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Algo que cree que pocos saben es que tiene un diplomado en Teología, pues ha estado vinculado a movimientos católicos, sobre todo de matrimonios. “Tengo 51 años de casado, y con mi esposa hemos estado trabajando para ayudar a las parejas a tener una vida cristiana”. ¿Cuál es entonces la base de una pareja duradera y feliz?: “Vivir el matrimonio y amarse de manera sacramental”. Es una de las actividades a las que los Saab consagran gran parte de su tiempo, actualmente están con el grupo Equipos de Nuestra Señora dedicados a la espiritualidad conyugal. “Llegamos a ser responsables de Hispanoamérica”. (I)
El Universo