Era domingo, 9 de enero del año 2000. Ecuador estaba sumido en una severa crisis económica y social generada por el colapso del sistema bancario, que trajo consigo el congelamiento de los depósitos, así como por los estragos del fenómeno de El Niño. El entonces presidente de la República, Jamil Mahuad, se dirigió a la población en cadena nacional para informar que el país dejaría el sucre como su moneda oficial y adoptaría el dólar. “He llegado a la conclusión de que el sistema de dolarización es un sistema conveniente y necesario para el Ecuador. Es la salida que ahora tenemos. Es el camino por donde debemos transitar. La cotización será de 25.000 sucres”.
El 9 de enero del 2000, el presidente Jamil Mahuad anunció que el dólar reemplazaría al sucre. Estos son los pros y contras que se han vividos en estos 25 años.
Era domingo, 9 de enero del año 2000. Ecuador estaba sumido en una severa crisis económica y social generada por el colapso del sistema bancario, que trajo consigo el congelamiento de los depósitos, así como por los estragos del fenómeno de El Niño. El entonces presidente de la República, Jamil Mahuad,se dirigió a la población en cadena nacional para informar que el país dejaría el sucre como su moneda oficial y adoptaría el dólar.“He llegado a la conclusión de que el sistema de dolarización es un sistema conveniente y necesario para el Ecuador. Es la salida que ahora tenemos. Es el camino por donde debemos transitar. La cotización será de 25.000 sucres”.
El análisis de la medida se inició cinco meses antes, según relata el expresidente en su libro Así dolarizamos Ecuador, publicado en 2021. Este jueves, 9 de enero de 2025, se cumplen 25 años desde que se declaró la dolarización en Ecuador.
De cierta manera, el anuncio de Mahuad no sorprendió del todo. Ya en las calles la economía llevaba semanas dolarizada informalmente, como consecuencia de la galopante devaluación del sucre y una rampante escalada de los precios que estaba al borde de la hiperinflación.
Entre 1999 y hasta enero del 2000 el sucre se devaluó con respecto al dólar en un 300 %, al pasar de 7.000 a 25.000 sucres por dólar, recoge un texto elaborado por los economistas Marco P. Naranjo y Danilo E. Lafuente, publicado en 2001 por el Banco Central del Ecuador (BCE).
La inflación cerró 1999 en 61 % y para septiembre de 2000 —ocho meses después que se decretó la dolarización— trepó al 108 %; a partir de octubre empezó a reducirse drásticamente, apunta el BCE.
A diciembre de 2023, la tasa de inflación anual cerró en el 1,35 %, y para noviembre de 2024 —último dato disponible— se ubicó en el 1,51 %, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Doce días después de la cadena nacional del 9 de enero, el presidente Jamil Mahuad fue derrocado por un golpe de Estado militar, el 21 de enero, aupado por un levantamiento indígena.
El descontento popular y la abrupta salida del jefe de Estado no impidieron la consolidación del nuevo sistema cambiario. El Congreso Nacional aprobó y expidió en marzo de ese año la Ley para la Transformación Económica del Ecuador, conocida como “ley trole”. Y el Banco Central se dedicó a canjear sucres por dólares en los siguientes meses.
El sucre fue creado como moneda oficial del país en marzo de 1884. Dejó de circular y de tener validez legal a partir del 9 de septiembre del 2000, tras 116 años de vigencia.
La firmeza del dólar
Aunque el inicio de la dolarización trajo efectos dramáticos para buena parte de los ciudadanos porque sus ahorros, jubilaciones y sueldos en sucres “se licuaron” y quedaron reducidos, la pobreza empeoró y la migración de ecuatorianos al exterior se profundizó, 25 años después el dólar se mantiene firme. La confianza en la moneda estadounidense ha sido clave e incluso determinante en épocas electorales, cuando ha rondado el fantasma de la posibilidad de desdolarizar al país.
Jamil Mahuad ha recordado que su decisión de dolarizar la economía no tuvo en un principio la acogida en el Directorio del Banco Central —que entonces era designado por el Congreso— ni fue del agrado del Fondo Monetario Internacional (FMI).Pero al poco tiempo los organismos nacionales e internacionales reconocieron que fue la salida adecuada.
Lo bueno y lo malo
Al cumplirse un cuarto de siglo de la dolarización, Verónica Artola, gerente del Banco Central del Ecuador en 2017-2021 y actual subdecana de la Facultad de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), analiza los efectos que ha generado para el país.
Como pros del dólar, la economista anota cinco beneficios:
- Estabilidad macroeconómica. Los precios se estabilizaron y la inflación bajó. “Para el día de hoy, para Ecuador, la inflación no es un problema como lo tienen otros países. Y, de alguna manera, el tener menos inflación sí permite que las empresas, los hogares planifiquen mejor el futuro”.
- No se puede devaluar la moneda. Al eliminar la emisión de moneda se evitó que el sucre se devalúe constantemente y que con eso se pierda el poder adquisitivo de los hogares.
- Reducción del riesgo cambiario. Las empresas y el Gobierno no tienen que enfrentar constantes fluctuaciones en el tipo de cambio, lo que puede contribuir al comercio exterior.
- Aumenta el ahorro. Las tres primeras ventajas contribuyen a generar ahorro. Al quitar incertidumbres en el tipo de cambio se permite una mayor acumulación de activos, en ciertos grupos.
- Estabilidad del sistema financiero. Se erradicó el problema de inestabilidad de finales de los años 90.
Y dentro de los contras, la exgerente del Banco Central resalta cuatro puntos:
- Reducción de la política monetaria. En economía siempre se habla de que existen dos instrumentos para hacer política económica: una es la política fiscal y la otra es la política monetaria. Ecuador dejó de tener una de esas herramientas al dejar de emitir moneda. “Se redujo la capacidad que tiene el país para enfrentar crisis económicas o shocks externos”.
- Rigidez para enfrentar choques externos. “Es el gran talón de Aquiles de la dolarización”. Se vio en la crisis de los commodities, en 2008, o en la pandemia. Ecuador, al no poder devaluar la moneda, tampoco puede ayudar a mejorar la competitividad de las exportaciones.
- Costo social inicial. La transición a la dolarización “sí provocó inicialmente una pérdida de empleo, aumento en los niveles de pobreza y también incrementó los problemas de desigualdad”.
- Presión fiscal. Al no tener una política monetaria tan fuerte, la dolarización obliga a tener ingresos fiscales más fuertes, ya sea a través de impuestos o deuda externa para financiar el gasto público.
Al evaluar los pros y contras, Verónica Artola asegura que pesan más los primeros que los segundos. “Creo que fue una decisión acertada habernos dolarizado en su momento. Tenemos una aceptación increíble. Es ese activo que tenemos. Nadie está más a favor que de la dolarización y de la selección de fútbol: esas son las dos cosas en las que todos podemos coincidir”, opina la exgerente.
Y agrega que el reto para la economía ecuatoriana es mejorar la productividad interna, que permita tener un mayor crecimiento del producto interno bruto (PIB).
Antes de la dolarización, entre 1990 y 1999, la tasa promedio de crecimiento del PIB fue del 2,3 %. Para el periodo en dolarización, entre 2000 y 2019, el ritmo de crecimiento promedio de la economía fue del 3,4 %, superior al nivel de crecimiento de la población, según datos del Banco Central.
Artola considera que dadas las críticas condiciones que tenía Ecuador a finales de los 90 e inicios del milenio, si en ese momento no se dolarizaba, la situación podría haber sido más difícil.En esas circunstancias, quizás a mediados de los 2000 de todas formas habría prevalecido la dolarización. “La situación económica y financiera del sistema era muy compleja. Tarde o temprano íbamos a tomar una solución como la que se tomó en 1999”, remarca.
“La dolarización ha estado en riesgo”
La exgerente del Banco Central señala que el mayor riesgo que enfrenta la dolarización es cuando las reservas internacionales son marginales y no se dispone de liquidez para cubrir las necesidades y obligaciones.
La economía se nutre o fortalece cuando hay más flujos externos, ya sea por ingresos de deuda, exportaciones, divisas del sector privado, depósitos en las bóvedas del Banco Central, explica. Y se disminuye cuando se paga deuda externa, por importaciones, fuga de capitales y por la alta demanda de efectivo en el interior del país.
“La dolarización ha estado en riesgo”, recuerda Artola sobre lo que ocurrió en la pandemia, mientras seguía en funciones en el Banco Central. En aquel momento, la reserva internacional llegó a estar en alrededor de $ 1.800 millones y la gente demandaba efectivo por casi $ 1.500 millones. Los $ 300 millones restantes eran insuficientes para pagar deuda, cubrir importación de combustibles, cumplir con pedidos del sistema financiero, entre otros.
La crisis se superó con el apoyo de flujos externos de organismos multilaterales y por dinero que trajo la banca privada, recuerda.
Actualmente, al 27 de diciembre de 2024, las reservas internacionales del Banco Central son de $ 6.991 millones.En octubre llegaron a superar los $ 8.600 millones.
¿Qué se necesita para que la dolarización esté fuerte? Artola apunta que una de las vías es tener “disciplina fiscal”, manteniendo un déficit fiscal bajo, para evitar presiones inflacionarias o caer en una crisis de falta de efectivo.
Insiste en mejorar la productividad de la industria, ya que el sistema monetario no se puede fortalecer sin un sector real fuerte. Aumentar las exportaciones para que haya mayor ingreso de divisas. Y acumular reservas internacionales, en un nivel adecuado, para asegurar liquidez, sin que esto limite o impida ayudar al sector real en momentos de crisis. (I)
El Universo